Entró este pretor en Oretaria por Ylugo, S.Esteban del Puerto,
recorrió toda la Oretania sujetándola al dominio romano, y como fueron
muchos los choques que hubo de sostener con los naturales y no pocas las
plazas que le opusieron resistencia, llegó a Leuciana a la terminación de la
campaña de aquel año, la que siendo por otra parte el término occidental de
los oretanos y donde partían lindes con la Carpetania, región que entonces
pertenecía a la España citerior y fuera por lo tanto de su mando. En la
Relación Topográfica de 1575 nos dice su justicia, que en el asiento de Leuciana se halló pocos años antes una lápida, la que fue trasladada al
pueblo; ¿hallariase en su inscripción la resolución de este problema y el
verdadero nombre de este pueblo romano?. Como ninguna otra noticia nos
dejaron, no es posible juzgar.
De la época goda y musulmana tampoco tenemos dato alguno comprobante de su
existencia; pero el haber transmitido su nombre a través de tantos siglos y
lograr sobrevivir a tan hondas perturbaciones como experimentó nuestra
nación en las invasiones de los pueblos que se disputaban su posesión, nos
da a entender, que prolongó su existencia hasta los tiempos cercanos a la
reconquista de La Mancha. Aldea de Piedrabuena en la Edad Média solicitó y
obtuvo de los Reyes Católicos el privilegio de villa en el año 1495,
señalándole por su término y jurisdicción la dehesa de Morilla con sus cinco
quintos, el Chiquero, el Rincón, Encinarejo, el Campillo y el Castaño, con
la condición de pagar sus vecinos una suma de maravedís bastante crecida a
la Mesa Maestral, hasta tanto que los diezmos de los vecinos, labrando estos
quintos, pagasen dicha cantidad. Pero Luciana se poblaba lentamente y siendo
el censo una carga insoportable hizo dejación de tres quintos, quedándose
únicamente con el del Campillo y Castaño. Arendaba los quintos dejados la
Mesa Maestral a vecinos de Ciudad-Real e inferían estos con sus ganados
gravísimos daños en los sembrados de los vecinos de Luciana, y si se
quejaban venían los de la Hermandad a prenderlos, sacándoles gruesas multas
y cometiendo otros vejámenes para aterrorizarlos, como lo lograron, dejando
únicamente a los de Luciana lo que ellos no querían o no podían utilizar.
En tales condiciones no podía prosperar su población, ni sus
escasos vecinos podían tampoco permanecer callados; así es, que elevaron sus
quejas hasta el Capitulo General del año 1535, y reconociendo este su
justicia y verdad concedió a censo los tres quintos mencionados a sus
vecinos desde el año 1537 en el que concluía su arrendamiento. Creada la
encomienda de Bolaños para recompensar a la Orden de la de Otos, que
extinguió el Emperador, para agregar sus bienes al real sitio de Aranjuez,
se dio este censo a su comendador, el que valía 400 ducados.
Por este tiempo, en 1536, compró esta villa al Emperador con privilegio de
primera instancia la inmunidad de otros pechos y gavelas fuera de los que a
la sazón pagaba. Abolido el dicho privilegio por su hijo Felipe II, los
negocios civiles y criminales de este pueblo pasaron a conocimiento del
gobernador de Almodovar, a cuya provincia o partido pertenecía. Suprimido
este se sometieron sus negocios al gobernador de Almagro hasta tanto que,
obteniendo con los demás pueblos vecinos el privilegio de primera instancia,
volvió a recobrar su completa independencia-1600-. La justicia era elegida
todos los años el día de S.Miguel por la misma que cesaba en sus funciones,
y el comendador de Piedrabuena cobraba la renta de montaracía, cuyos
derechos pasaron, al ser enagenada aquella villa y encomienda al señor,
tomando este el titulo de Señor de Luciana, aunque en rigor no le
pertenecía, porque la dicha renta mencionada, el arrendamiento de la pesca
en los rios Bullaque y Guadiana y el diezmo de los cerdos, que igualmente
cobraba, no llevaban tras si ninguno de los derechos señoriales, ni tampoco
los pretendía. La Mesa Maestral llevaba el diezmo de los granos y el
Arzobispo de Toledo su tercio.
Su
Ayuntamiento fue incendiado en 1835, reedificándose en 1845. Esta situado
este pueblo en una loma en la confluencia del Guadiana y Bullaque, teniendo
sobre este un buen puente, y las emanaciones de estos dos rios afectando
notablemente a su salubridad han determinado la escasez de su vecindario. Su
justicia decía a Felipe II en 1575: “Que era pueblo enfermo mas que otro
alguno de la comarca, en el que se criaban muy pocas criaturas y asi los
hombres como las mujeres viven enfermos, llegando a viejos muy pocos”. Según
el censo de 1887 cuenta con 96 vecinos y 325 habitantes.
Su parroquia
está dedicada a Santa María Egipciaca, cuya imagen era considerada como
antigua en 1575. El cura era nombrado por el concejo, al que daba por su
parte de dotación 16.000 mrs., 6.000 la Mesa Maestral y 4.000 el comendador
de Bolaños y el señor de Piedrabuena, todos en concepto de participes en las
rentas de este pueblo. El Capitulo General del año 1657 nos dice de este
curato.” Los compulsos de Cabeza Arados, y de Luciana que estan agregados
por el Consejo de las Ordenes desde el año 1636 se agreguen al beneficio de
la villa de Abenoxa ..... Por tener Luciana veinte y seis vecinos, y valer
doscientos ducados.” Contaba este pueblo en el siglo XVI con las ermitas de
S. Andrés de común con Piedrabuena, alrededor de la que se percibían y
hallaban en aquel tiempo numerosos cimientos y restos de edificaciones
antiguas, y la de Sta. Ana en la labranza del Chigro.